Por regla general, para que aparezca un problema de Salud Mental debe darse una serie de factores genéticos, del entorno social y de experencias vividas. La mayoría de los problemas de Salud Mental suelen comenzar en la adolescencia y juventud o tras sufrir algún tipo de suceso traumático como la muerte de un familiar, una separación, perder un trabajo, un desahucio, etc. Puede haber personas con más predisposición genética que otras a tener un trastorno mental, todos estos factores pueden ser desencadenantes:
- El abuso de sustancias farmacológicas
- El alcohol y las drogas
- El estrés
- Una vida familiar disfuncional
- Situaciones de exclusión social
- Situaciones de abusos
- Las situaciones sobrevenidas
- Malos hábitos nutricionales
- Las expectativas culturales y/o sociales
Es imprescindible tener claro que todas las personas podemos tener a lo largo de nuestra vida algún tipo de trastorno mental. También, que la Salud Mental se puede recuperar o mejorar y que las personas con trastorno mental estudian, trabajan, tienen familia, amigos y ejercen sus derechos y obligaciones como el resto de la ciudadanía.
Los problemas de Salud Mental no suponen ningún impedimento para poder llevar una vida normalizada y estar totalmente integrado en la sociedad, siempre que se cuenten con los apoyos necesarios. Por esta razón es necesaria una atención individualizada y continua, así como la eliminación de las barreras sociales invisibles (prejuicios, estigma...), elementos fundamentales para garantizar la igualdad de oportunidades.


